Necroturismo, hacer turismo en los cementerios, aunque parezca macabro, muchas oficinas de turismo mundiales, ofrecen rutas para visitar campos santos.
Cuando empece a viajar, muy jovencito y ávido de conocimiento, alguien me dijo que la mejor manera de conocer un lugar es visitar su mercado y su cementerio, lo primero parece parada obligada, pero a mi me aburre hacer fotos en mercados ( no en todos, los asiáticos y árabes suelen sorprenderme, en los occidentales encuentras muchas negativas ).
Siempre que visito un lugar nuevo y voy acompañado por un lugareño o un guía, preguntó por el cementerio y claro la mayoría de veces me toman por loco, muchas veces no quieren que los visites, o no entienden tu interés.
Creo, que como en la fotografía, a los cementerios tienes que ir solo, siempre con respeto y sin molestar, si hay un funeral, yo por lo menos, me voy, creo que no es momento, aunque recuerdo el día que me llamaron para hacer fotos en un funeral y vendí las fotos, ( esa es otra historia).
En las fechas en las que estamos, muchos visitan los cementerios, parece una procesión obligada, ya queda en cada uno, si es así y vas, mira de otra manera, son sitios que provocan muchas sensaciones buenas y malas, pero párate a observar, yo quiero enseñarte dos, los que más me gustan, uno es la Almudena en Madrid, el más grande de España y otro el de Luarca en Asturias, uno de los más antiguos, en un enclave mágico .
Al fin y al cabo, en estos lugares, algunos terminan o comienzan sus viajes.
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Lo siento Miguel, pero este reportaje no me gusta nada. No es que tus fotos estén mal, que no lo están, pero el tema no me gusta nada. Con más tiempo ya te explicaré por qué. Conforme pasen los años lo entenderás.
Queda pendiente una conversación Sr. Pastrano.
Gracias por el comentario Edu y Eri, me alegra saber que tenemos gustos parecidos.
A nosotros nos encanta visitar cementerios. Son lugares con un toque macabro, pero también romántico. Además, son como museos de arte al aire libre, pues solo en estos sitios se ven esculturas tan impresionantes como algunas de las que salen en las fotos.
Hay veces que las cosas sencillas y en sitios que no te imaginas, encuentras momentos que te marcan el viaje, con todo lo que ofrece Israel y fijate, recuerdas ese momento, gracias por el comentario Marta.
En mi vista a Israel, el día que llegamos a Jerusalen, nos acercamos a un mirador en el Monte de los Olivos.
Mirando hacia abajo, justo delante del Torrente Cedrón y fuera del muro de contención de la ciudad, había un cementerio judío.
En ese momento, una familia (matrimonio con cuatro niños pequeños, todos con el traje negro y la indumentaria que impone su religión, incluidas las filacterias del niño que no debía de tener más de tres años) estaban rezando delante de una tumba. El padre rezaba con todo el cuerpo (con ese movimiento hacia delante y hacia atrás) y toda la familia seguía la oración.
No había nadie más en todo el cementerio, y desde arriba, solo se veían a seis “pequeñas hormiguitas” entre la extensión de tumbas, siguiendo la liturgia con una seriedad que pocas veces he visto.
Creo que fue una de las imágenes que más marcaron mi viaje.