Los Picaos de San Vicente de la Sonsierra es una fiesta tradicional en tierras Riojanas desde el S.XV que no te dejará indiferente, y que no sólo se celebra en Semana Santa. Te cuento en qué consiste y, además, esta vez añado un pequeño vídeo para que vivas mi experiencia.
Hace unos meses me enteré que Los Picaos de San Vicente de la Sonsierra no sólo se celebraban en Semana Santa sino, también, en septiembre y mayo, y, claro, tenía que ir a ver cómo era esta procesión y fiesta de Interés Turístico Nacional, ya que en Semana Santa hay mucha gente.
Mi primera sorpresa fue confirmar que no había mucha gente esperando para la procesión y, aunque sí había fotógrafos no eran una multitud. Aparecí por San Vicente de la Sonsierra a eso de las 17 horas, aunque la procesión empezaba a las 18:00 p.m. Ya a esa hora se sentía el nerviosismo en las puertas de la iglesia Santa María La Mayor, donde se iba acercando algún disciplinante.
Los disciplinantes son los conocidos como “Picaos“, que en penitencia se autoflagelan la espalda como acto de fe. Debajo de la capa parda van vestidos con una túnica blanca, con abertura en la espada y una capucha con sólo los agujeros de los ojos abiertos.
A la iglesia llegan pocos disciplinantes. En esta ocasión apenas dos. Después se irían uniendo a la procesión.
A las 18 horas sacaron a la Virgen y comenzaron un viacrucis por el pueblo.
Después de unos 20 minutos del vía crucis por el pueblo, la procesión va hacia una explanada a las afueras. Aquí es donde tiene lugar la última parada y en donde comienzan los picaos a autoflagelarse.
Los disciplinantes van uniéndose a la procesión cuando ellos ven oportuno.
Se arrodilla a los pies de la Virgen, y después de ponerse en pie, su acompañante le retira la capa y descubre su espalda. Con una madeja de algodón sujeta con ambas manos irán golpeándose por encima de los hombros.
El acompañante y el práctico (persona encargada de aliviar las heridas) deciden cuándo parará el disciplinante de autoflagelarse, que será cuando empiecen a ver pequeños hematomas. Esto suele ser a los 20 minutos o 1000 golpes.
El disciplinante pone sus manos en el suelo y el práctico “picará” la zona lumbar de este.
El utensilio que usan para “picar” se llama “esponja“, que es una bola de cera con cristales. Después, se golpeará un par de veces más para evitar problemas de acumulacion de sangre.
El acompañante le pondrá otra vez la capa y saldrá de la procesión, conservando así su anonimato.
Escucha el sonido de este pequeño video al autoflagelarse los disciplinantes, es una pasada.
Localización Google maps San Vicente de la Sonsierra
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